Cuando Lautaro Alonso
come el corazón de Pedro de Valdivia.
Sé, latifundista,
que los peones podrán comerte el alma.
Que bajo el poncho
siempre habrá un filo apretado entre los dedos;
Que no confiaría ni del zumbido de un moscardón
si estuviere tendido en el pasto
contemplando al mediodía
como crecen los manzanos.
Que no se te olvide.
Yo que tú
me cuidaría.
come el corazón de Pedro de Valdivia.
Sé, latifundista,
que los peones podrán comerte el alma.
Que bajo el poncho
siempre habrá un filo apretado entre los dedos;
Que no confiaría ni del zumbido de un moscardón
si estuviere tendido en el pasto
contemplando al mediodía
como crecen los manzanos.
Que no se te olvide.
Yo que tú
me cuidaría.