Un poema disciplente, sin escrúpulos e insolente, para cada día de un año bisiesto. RUBEN CARCAMO BOURGADE
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Cuando Alonso de Ercilla y Zúñiga escribe en un árbol de Chiloé; “yo amo a Felipe II”. Casi non alcanza el escrutinio del cura y el barbero a esa prenda que la España aún sustenta.