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Cuando la cárcel de Carandirú de Sao Pablo
rebasa en asesinatos y se masacran esos reos
me baja un gozo inaccesible a los dolores
y se me sube la emoción de la alegría
al ver que desaparecen
todos los culpables de violencia
de enfermedades contagiosas que reparten
en su repertorio de maldad
asesinos, violadores,
pederastas, ladrones
traficantes
Yo te reivindico
vigilante.
Déjalos morir en el motín.
Que se maten entre ellos
que se quemen
hasta que no quede ni uno.
Son los ángeles perversos
que los buenos guardan
para pagar sus culpas buenas.
Gira la llave de la reja
y déjalos morir.