Un poema disciplente, sin escrúpulos e insolente, para cada día de un año bisiesto. RUBEN CARCAMO BOURGADE
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Cuando Ernest Hemingway anota
que toda mi vida pasada podría ser el gran pez
Del viejo y el mar.
¿A que playa llegaremos compañeros
cuando viejos?
¿Sabremos cuantos peces nos mordieron?
¿Sabremos que ese viejo misterioso
dormía en nuestras pesadillas con nosotros?.
Ni siquiera a estupendos esqueletos llegaremos
Fláccidos cartílagos seremos
órganos informes
líquidos dispersos
Ni siquiera a ser dignos silenciosos
Ni siquiera al saludo final de los que fueron llegaremos.
Llegaremos a ser el pasto de las hijas
que se acordaran algún domingo
de nuestra risa
. . . Y eso. . .