Cuando el sueño americano es tecnología
de presos desnudos y humillados en calabozos de dictadura militar
tropical bolivariana.
Cuando hay que revisar y actualizar
los parámetros geoestratégicos del Islam,
Cuando las milicias asesinas aplastan rebeliones sumando muertos,
asesinando a esos fallecidos por hambrunas
Cuando bajo el sol que nos alumbra flamean inmensas masas
que piden orden nuevo con sus moscas y sus pestes;
Y constatan que es sólo asesinato
incendios de pueblos, diásporas y éxodos
intimidación y detenciones de los civiles
masa de cuerpos inertes, masacrados
esparcidos en la cubierta de un carguero
muertes de inmigrantes africanos y sudacas
o de pobres que siempre se les miran con desdén.
Cuando los abusos virulentos perpetrados son
en nombre de la perdurable libertad
tu religión, o tu vicario, o tu Ayatolá y tu sicario conveniente
nada vale más que destrucción, fumigación de humanos
que me enferman lentamente y son tratados como moscas,
¡ Sepultadlos bajo el prado del patio 29 !
Neganom, Neganom, Armageddon
Y el desplazamiento de población a los reductos
Con barracones y pobreza y pestilencia
que son las denigradas concubinas de la guerra
y la omisión del vocablo genocidio,
el cual es
la solución final
la cuestión zanjada;
Zanjados, estan los sepultados
por aquellos que borran con mentiras estos textos
y la memoria de la historia
porque los restos se trasladan bajo árboles recientes
que florecerán mejores
en la operación Olvido, Cóndor, Zanahoria o Némesis
la Shoah, las Cruzadas, la Peregrinación
con sus sínodos y cónclaves, congresos y asambleas.
Mítines de perversos.
Mártires cantores, apologistas, padres y filósofos traidores
La impunidad, la corrupción y la desidia,
aberraciones jurídicas, medidas demagógicas y simplistas
de la viciosa guanteleta militar
Hay un cadáver que los asesinos olvidaron; son los niños.
Porque en el sueño americano no cabe en su correcto pudridero
la explotación de la víctima infantil
en bares y burdeles y salones de masaje
les cercenan la memoria.
Ocultándole el pasado;
fabricando una nueva identidad con basura y con chatarra;
y sometiéndolos con anestesia a sus verdades
Sobreviven al horror esos triviales y son cómplices de la barbarie
de torturas y maltratos, violación, mutilaciones
durmiendo bajo puentes de nuestras capitales
para repetir una y otra vez la salvajada
Acabar con la esperanza significa,
acabar con los niños sin matarlos
Con los niños como esclavos de la hora
en advenedizas bandas traficantes
con su doloroso saldo de homicidios,
secuestros, detenciones y torturas,
y de soldados son mejores.
Y somos impotentes para acabar con esa plaga
“ la masacre no se pudo prevenir ”.
" hijos del odio " “resentidos”.
" Fijaros en sus narices; si son finas y pequeñas, rompedlas”.
“ Si sus espaldas sudan, perseguidlos”.
“ Si son oscuros, apartadlos”.
“ ¡ Humanoides! ”.
Sean kurdos, timoreses o saharauis
comunistas, creyentes o Zurdos
Hutus, tutsis, somalíes,
Servio croata o esloveno herejes y perjuros
circasianos, chechenos incluso armenios
nativo boliviano argentino colombiano
el albanés si lo permite el rubio anglosajón
terrorista, cananeo o zelote
natalinos, amigos y vecinos en un solo tsunami
compartiendo el perpetuo basural.
Se pide perdón con indolencia
Por el muerto equicovado
Por la segunda clase se hacen misas
Por los desaparecidos aparecen nuevos muertos por error
por todo el sufrimiento y el desprecio
por las profundas heridas que deja la guerra en las ciudades
y sus damas de consuelo
por la guerra sucia, por el orden público,
por el Dios de turno el agresor
por la paz de tanto muerto
y para los excluidos de siempre se pide el mismo perdón
con su porción de olvido. Y con desgano.
Son días anarquías,
Según lo indica el paisajismo
El humo y el incienso, por la prédica y el grito,
Cuando ya no hay poema aséptico,
sino caliente y partidario ordinario discurso de protesta
Y el hablante evoca a los humillados y ofendidos,
cautivos y vencidos,
toma partido por ellos
y nos transmite la molestia y la tortura,
el desarraigo y aislamiento
en que se convierte cada vida.
Entonces el verdadero poeta
olvida el verso
y toma en sus maletas
sus armas predilectas
el vino
y el silencio para siempre.