Cuando Mercedes Sosa dice:
cambia /todo cambia
Y hablo desde el miocardio
que obedece a tu presencia,
Y estás allí dispuesta
con profunda voz y dulce sobando las rodillas nuestras
mientras nos golpean, nos maltratan, nos achatan
por creer en nuestros dioses y su silabario austral
que existe / con su oriente anarajando y su poniente rojo
y a tu voz nos convertimos en una bella masa líquida
vasto océano de abrazos, mar celeste en besos
y el único camino que tiene vuestro cuerpo
donde una estrella se apaga para siempre por nosotros
se multiplica en nuestro huesos
y se propaga
en las aletas muchas veces / se encienden nuevos fuegos
se propaga en chispas y en médula espinal de vientos
porque de ti tu rezo
nos cubre con inmenso abrigo
donde viviremos juntos para cuidar tu olvido.
...
De esta dorada cárcel nosotros no saldremos.
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