153.-MUERTES Y MARAVILLAS




Admiro la Muerte y Maravilla de Teillier
por caminar tan despreocupadamente por mi casa
con las mismas cosas vistas
apelando a defunciones indocumentadas,
a los caballos que pastan en la cerca
donde duerme siesta mi triciclo
mientras el peluquero afila su navaja
y hurga en la espuma del hisopo
en la amarga historia de la viuda de mi pueblo
que es mi madre
y del zapatero extinto
que prolongó la jornada de mis pasos
en las lejanas calzadas de mi infancia
cuando no tenía edad ninguna tarde.