Manos arriba
y me registra me confisca
La Revolución
del Átomo.
pero no toca La Sagrada Familia
de Engel, porque es creyente.
El soldado me registra me confisca.
Miro aquella bota y me sonrojo de sus marchas
de su rigor infante
de su severidad paupérrima
de su aspereza huérfana
y de su miedo inconcebible a la nobleza
y a la decencia.