Cuando Don Quijote
es devorado por las llamas del combate imaginario
y su llama insostenible permanece en el peligro
nadie responde a la esperanza de la gloria
ni al reconocimiento de su yelmo
y ese ardor empuja el pecho avaronado
y muere
a la menor provocación de la cordura.
Sé que la llama que consume es lo importante
y no el saqueo,
ni el combate que disipa
ni mucho menos el amor a una mujer.
La llama que consume es lo importante.
Lo sé yo
ya sin arder.©