Un poema disciplente, sin escrúpulos e insolente, para cada día de un año bisiesto. RUBEN CARCAMO BOURGADE
DEJAR PASAR
Cuando yo te amaba pedí campanas que para mí tañían. Y la lluvia. La lluvia ni siquiera me mojaba. Ni la curva ardiente de tus lágrimas pensando en lo infinito de un milímetro quemaba.