Cuando quien sabe lo que sería de la Uniones Europeas
sin mi cochayuyo trasplantado
sin mis papas o el café y de sus guerras.
No habría capuchino ni puré
sin el maíz, sin el tabaco a sabiendas, yo que sé.
Sin hambrientos soñadores que producen estas tierras
Sandías, zopilotes, aguacates y tomate.
¿Qué sería de las uniones europeas sin sus garras?
¿Qué sería de nuestras guerras fratricidas,
sin opiniones europeas valederas
conjeturas europeas o asambleas?
¿Qué sería del regente sin el chocolate,
sin su navegante, erudito o carnicero?
Sonrientes, indulgentes; me preguntan:
¿Cuando estás vestido que se siente?
Me lo preguntan europeos ordinarios,
cesantes e influyentes con ponzoña
que nada saben de mis calles, ni mi raza
y adoran mi higiene deslumbrante
mi desplante y mi acento.
Se burlan de mi ocarina y mi zampoña
y no comprenden ni mi sed discreta
que nada dice gentilmente mi mordaza
de sacristanes, panderetas y congresos
de su mármol de Carrara
de viruelas ,sacramentos, ni su peste.
Y yo les digo que en mi tierra me dicen coño
que aprendí su idioma
y mis abuelos sabían tocar la gaita y la Hönner
y hacían el servicio militar a la prusiana
Sin ir más allá
mi abuelo fundó la bomba Francia
Mi bisabuela hacia muy buenos küchen
a pesar de ligar con el navarro aquel
de vino tinto en bota
y su boina Elosegui de Tolosa.
Mi prima la italiana
no sabe más que hablar del brocato de la nona
del tucco y del galán Manfredi. Y hace muy malos ñoquis.
Mi prima yugoeslava
se irrita cuando le decimos austríaca.
(ahora sé que siempre fue croata)
Volvió a Belgrado
donde supo que su bisabuelo era padre de la patria
a pesar de que sus hijos nacen con la marca de los hunos.
No se queda ni se va pero dice que regresa.
Sin embargo los europeos que no sacan la nariz
me preguntan muy corteses:
¿Qué se siente andar vestido?
¿Por qué te bañas tan seguido?
Sobre todo los franceses
Y yo les digo:
A ver si se me quita la hediondez
porque en mi casa somos todos europeos.