Cuando la enfermera me pregunta
si soy homeópata al leer Hojas de Hierba
se me van las ganas de la intrusa
se apelmazan las miradas
se encogen los meñiques
se me viene la acidez temperamental
y se apachurran las comisuras por donde me introduce su jalea
su sonrisa musa que es muy boba
y más grande que su popa
¡Qué mujer más desagradable! ¿No?