Un poema disciplente, sin escrúpulos e insolente, para cada día de un año bisiesto. RUBEN CARCAMO BOURGADE
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Cuando el Sputnik cruzó la noche del patio de mi casa allá en Quilpué, todos callamos. Se acabó el partido. Cada uno pa’ su casa. Éramos todos hijos confundidos de esa luz en las estrellas.