129.- LA ETERNIDAD DEL CREPÚSCULO


Cuando mi voz recorre el laberinto de la plaza
conozco su camino transversal a media tarde
si del sol apenas el calor tenaz persiste
en esa brisa espesa
que mece tantas hojas verdes.

Y en la esquina es vana la silueta con sombrero
que nombrando paso a paso todas estas cosas
atisba un poco de la eternidad
con las manos tomadas por detrás.