Cuando
el sabor metálico es la gloria
con su sabor de fierro contra un muro
y su olor rugiendo a la luz de una ventana
en la cama de mi luna incomparable
desfallece de a poquito y se muere diminuta
dura hasta la nuca
dócil
a la vena fiera,
entonces
no hay mejor recuerdo que el sabor de las mareas.